Halperín
Donghi, Tulio. Historia Contemporánea de América Latina.
Capítulo
V: Madurez del orden neocolonial
En
1880 el avance en casi toda Hispanoamérica de una economía
primaria y exportadora significó la sustitución del pacto colonial
impuesto por las metrópolis ibéricas por uno nuevo, donde los
actores económicos cambian: España por Gran Bretaña;
El
crecimiento será más rápido que en épocas anteriores y será
acompañado de crisis de cada vez más intensas. Desde las primeras
etapas, el nuevo orden revela los limites de sus logros. Nace con
los signos ya visibles de un agotamiento que llegará muy pronto,
produciendo una gran devastación de los recursos naturales
semejantes a una catástrofe natural, y sus trastornos están
vinculados con la metrópolis.
Al
mismo tiempo que se afirma, el nuevo pacto colonial comienza a
modificarse a favor de las metrópolis. Los Estados latinoamericanos
se insertaron en el mercado mundial como proveedores de materias
primas y compradores de productos industriales. Esta relación
desigual establecía un vínculo de dependencia económica respecto
de los grandes centros industriales. Pero, aún allí donde se
mantiene, adquiere un sentido nuevo gracias a la organización cada
vez menos libre de los mercados, facilitada por las transformaciones
técnicas pero vinculada sobre todo con la de las estructuras
financieras,
primeramente
británicas, francesas, holandesas y alemanas; para luego someterse,
al insipiente mercado estadounidense.
Los
enclaves económicos que dependen de la tierra, como los
frigoríficos, silos cerealeros e ingenios azucareros, sufren en uno
y otro periodo los mismos abusos financieros, y por ende, político y
social. Por ejemplo en Guatemala los capitales alemanes se apoderan
del comercio, de igual forma que lo hizo España en su momento, o el
de Cuba que tanto en su etapa de colonia española o como estado
independiente, siempre estuvo abierta a la conquista de de la tierra
azucarera por compañías norteamericanas. Estos ejemplos rebelan el
debilitamiento de las altas clases terratenientes frente a los
representantes de las economías metropolitanas, a pesar del apoyo
que (interesadamente) siempre les brindaron en la construcción de
las estructuras políticas, comerciales y financieras.
En
cuanto a las clases sociales, la clase alta comienza a debilitarse, a
pesar de haber dado su apoyo político y comercial a la metrópoli de
turno con el surgimiento de las clases medias urbanas y los
trabajadores modernizados, unidos en la democratización (“Retrato
de la burguesia” de Siqueiros)
Mientras que en México esta se da
revolucionariamente (“La revolución contra la dictadura
porfiriana”. , “Las soldaderas”, de Orozco, “ Revolución”,
de José Guadalupe Posada), en Argentina, Uruguay y Chile se
manifiesta a través del acceso al poder de nuevos sectores de la
sociedad, mediante el sufragio universal. Como este último, se da
dentro del marco del orden neocolonial, y las tendencias que lo hacen
posible no se oponen de forma militante a la continuidad de ese
orden, quizás por eso las experiencias democráticas son tan
afectadas como las oligarquías con la crisis del '30 , y aunque se
agota el modelo, la oligarquía no desaparece como clase, que siempre
va a estar vinculada a los sectores de poder.
Inglaterra,
es el poderoso acreedor de América Latina, pero,avanzados los
primeros años del siglo XX comenzará a vislumbrarse la aparición
de EE.UU., que favorecido por la guerra se convertirá en el gran
acreedor y gendarme de las finanzas de los estados latino americanos.
El
orden neo-colonial se desarrolla en un contexto de transformaciones
precisas de las estructuras económicas-financieras mundiales, este
marco colabora con la vocación pedagógica de los EE.UU. que se
transforma en un mecanismo más de dominación, y se identifica con
el esfuerzo por imponer una imagen de la relación entre EE.UU. y el
área de influencia americana. La nueva potencia dominante liderada
por Roosevelt, hereda la función imperialista de Gran Bretaña y
pretende aplicar la “política del garrote con América latina”;
así llamada por él. En el área del caribe, la política
proteccionista y predominio de EE.UU. en Cuba ( “Calavera dela
Intervención”, Posadas). La construcción del ferrocarril
panamericano y la unificación aduanera de las Américas, respondía
a la característica de la época: los imperialismos. Argentina pone
resistencia al proyecto panamericano, de EE.UU, pues tiene otros
intereses y dependencias financieras. Europa y EE.UU. se distribuyen
América Central (explica el autor la estrategia de EE.UU.para
apoderarse de la zona del istmo de Panamá) .En el mundo se producen
diversos cambios: fin del monopolio ideológico; aparición del
fachismo y del comunismo, realidades sociales demasiado complejas,
derrumbe económico en 1.929, y el paisaje político de América
latina esta en ruinas.
El
transito del intervencionismo europeo a la tutela norteamericano se
consuma en el conflicto venezolano. Estados Unidos asume el papel de
gendarme al servicio de las relaciones financieras establecidas en
la etapa de madurez del neocolonialismo, y los hechos iban a
demostrar con cuanta seriedad estaban dispuestos a encarar sus nuevos
deberes.
Como
reacción surgen: la doctrina Drago, en la que el canciller argentino
proclamaba que el uso de la fuerza militar era inaplicable a las
relaciones entre deudores y acreedores, y el llamado corolario
Roosevelt a la doctrina Monroe, a través del cual EE-UU sostenía
que en caso de que la escasa voluntad de ordenar sus finanzas hiciese
a un estado latinoamericano deudor crónico, correspondía a EE-UU, y
sólo a ellos, persuadirlo mediante el uso de la fuerza a adoptar las
reformas necesarias. Los latinoamericanos demostraban entender muy
mal las tendencias dominantes en la nueva potencia hegemónica.
El
tratado de París dejo a Estados Unidos como dueño de Puerto Rico y
dominante en la nueva Cuba independiente, ese resultado fue percibido
con sentimientos mezclados por la opinión hispanoamericana,en la
cual la causa de la independencia cubana tenia amplia popularidad.
El
paso siguiente , la creación de Panamá (Estado protegido)sobre el
territorio itsmico perteneciente a Colombia,causo inmediata alarma,
ya que en el mismo existía desde mediados del siglo xix, un
ferrocarril de propiedad estadounidense.
La
creación en Panamá de un estado protegido causó reacciones en
América Latina. También en Estados Unidos dudaban de la prudencia
de una política que no respetaba formalmente las normas de
convivencia internacional, por ventajas inmediatas.
Hacia
1914, la influencia norteamericana se afirmaba, sobre todo sobre el
área del caribe y Centroamérica. Entre la guerra y la depresión,
el avance de esa influencia iba a ser muy rapido. El fin de la era
del ferrocarril significaba la perdida para Inglaterra de un
instrumento de dominación mercantil y financiera muy valioso.
Estados Unidos se beneficiaba con los triunfos del transporte
automotor, que sin necesidad de inversiones de capital comparables a
las que habían marcado el comienzo de la red ferroviaria, le
aseguraban nuevos mercados.
Las
inversiones estadounidenses no solo se dirigían a industrias
extractivas o de mínima elaboración, orientadas hacia el mercado
metropolitano, sino también hacia otras dirigidas al mercado local (
no al norteamericano).
La
tutela que las élites (oligarquías urbanas,aristocracias
terratenientes, sectores militares a los que éstas han reconocido
hegemonía política) habían mantenido en la etapa primera del orden
neocolonial, era cada vez más soportada con mayor alarma, a medida
que ese orden manifestaba sus secuelas (“Los siete vicios”
Posadas).
En
la ultima década de XIX es la aparición de un movimiento obrero
urbano en México, Buenos Aires y santiago de Chile, así como la
formación de los primeros movimientos políticos quienes rechazan
la dirección de la élite tradicional. Esa presencia, signo de una
ampliación de los sectores políticamente activos, anuncia otras que
llegaran mas tarde. Esta etapa de movilización política de sectores
populares solo se dará de modo masivo, durante ciertas etapas de la
revolución mexicana comenzada en 1910. En otras partes queda
reducida a sectores predominantemente urbanos.
El
movimiento de reforma universitaria no agota su eficacia dentro de la
universidad, conduce a una politizacion permanente del cuerpo
estudiantil que ante la incipiente movilización política de los
sectores populares, se constituye (en mas de un país) en vocero de
los que aun permanecen mudos.
El
eclecticismo ideológico y la ambigüedad política del movimiento de
reforma universitaria reflejan el clima desde el fin de la 1°
Guerra Mundial y la crisis de 1929. Ese clima responde a cambios en
el orden mundial, derivados sobre todo de la crisis europea reflejado
en la afirmación de la hegemonía económica de norteamericana y la
consagración del fin del monopolio de legitimidad ideológica de la
que había gozado desde la independencia, el constitucionalismo
liberal, primero el comunismo y bien pronto el fascismo son
propuestos como alternativas para esa solución
liberal-constitucional que tan mal se había aclimatado en América
Latina.
El
derrumbe del orden de preguerra se refleja no tanto a través de la
afirmación de fuerzas nuevas, como del agotamiento cada vez mas
evidente de las soluciones que han dominado hasta entonces.
Los
éxitos y los fracasos de la economía exportadora se suman para
plasmar realidades sociales demasiado complejas para que sea fácil
contenerlas en el marco político heredado de la preguerra. La
ampliación de las bases sociales del estado aparece como una
necesidad urgente, mientras la democratizacion, que promete
satisfacerla en el marco liberal constitucional avanza en Uruguay y
Argentina, en Perú y Chile es intentada en un marco autoritario y
en México en uno revolucionario (“La nueva Democracia”,
Siqueiros).
Rodriguez,Laura
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